En este pequeño edificio de Beiramar existía un histórico bar abierto al público más de cien años. En su día, la Ría casi bañaba su puerta y cuentan quienes vivieron aquella época que los marineros amarraban sus barcas a las rocas y entraban para hacer un descanso. Luego, el progreso alejó las aguas y quedó al borde del asfalto, pero la buena mano en la cocina y la amabilidad en el trato de quienes lo regentaban continuaron haciendo de “María la de la playa” una parada obligatoria.